Soy Sofi Sciutto y este año fui invitada jugar al polo en Ximky, una ciudad rusa en las afueras de Moscú.
Mi papá Carlos juega y es manager, desde el año pasado, en un club llamado Planernaya Polo Club. Los socios estaban interesados en conocerme ya que sabían que yo juego en Argentina y fue una agradable noticia cuando me enteré en marzo que estaba invitada a jugar la temporada en Rusia. Debido a que la misma es mucho más corta acá que en el resto de Europa, viajamos desde Argentina el 28 de mayo y pienso regresar a nuestro país a mediados de septiembre. El viaje fue interesante, ya que a mis 14 años fue mi primera experiencia en volar. De todos modos me adapté rápido; creo que uno a lo bueno se acostumbra pronto, ja ja. Por supuesto viajé con papá, que es quien me guía en esto de jugar al polo. Me divierte mucho hacer estas cosas con él. En cuanto a las horas de vuelo, fueron bastante… unas 18, con escala en Londres y de ahí a Moscú. El club en el que jugamos se llama Planernaya, que en ruso significa “planeadores”. Está ubicado en las afueras de la capital y emplazado en un predio que pertenece al gobierno y que alguna vez, en la época de la Unión Soviética, funcionó como tal, un club de planeadores. Ahora fue convertido en un centro ecuestre muy pintoresco, manejado por siete u ocho familias y que desde el año pasado tiene a mi papá ayudando en su desarrollo.
En cuanto a lo deportivo puedo decir que fue muy positiva mi experiencia, ya que por suerte pude adaptarme enseguida a los caballos. Eso es clave para el desarrollo personal y acá tienen buenos caballos, pero no tantos así que el lote que jugó papá el año pasado este año me tocó a mí, por lo que pude hacer la diferencia. Dicho esto hay que aclara que a papá le tocó domar este año, ja ja. También tuve suerte en caerle bien al grupo de socios así que enseguida tomé confianza, cosa que me ayudó mucho para integrarme, y bueno, después vino lo del torneo finalmente ganamos y fui elegida “jugadora revelación”. ¡Creo haber cumplido con las expectativas de quienes me invitaron! ¿No?
Si hablamos de la rutina diaria, la verdad es que no tengo mucho tiempo libre. Arranco a las 7 con el desayuno, voy 2 horas al gimnasio de lunes a viernes, después tomo clases de ruso otras 2 horas más, almuerzo con alguna fruta, una siesta corta cuando puedo y nos vamos a montar caballos nuevos o entrenar. Taqueo y práctica de penales son parte de la rutina de todos los dias. Los jueves, sábados y domingos jugamos al polo.
Lo que más se extraña de nuestro país es la familia… pero estando con papá no es tan grave. En Rusia es fantástica la comida, es buenísima la gente, por lo que no cuesta hacer nuevos amigos. Moscú es mágico, nunca terminás de conocer lugares y su historia es fabulosa, no tengo mucho tiempo para extrañar, ja ja.
La comunicación es un tanto complicada, no todo el mundo habla inglés que es generalmente el idioma que universal para el polo. Fue una buena oportunidad para empezar a aprender algo de Ruso. Como anécdota les puedo contar que, como todo aquel que arranca a estudiar un idioma no pierde oportunidad de usar el nuevo lenguaje cada vez que se le presenta la ocasión, así que yo no fui la excepción… Me ocupé de aprender palabras claves como gracias, hola y perdón. Usaba bastante la palabra “perdón” pero notaba que la gente, cada vez que pedía perdón no reaccionaba muy amable… Hasta que descubrí que en lugar de disculparme lo que hacía era llamarlos “cerdo”, ja ja, ya que suenan bastante parecido.
Para cerrar quiero decir que creo que el polo es un generador permanente de oportunidades, quienes tenemos la suerte de poder practicarlo tenemos también este tipo de oportunidades, amo jugar al polo yo creo que a cualquiera de las que estamos en esto nos gustaría vivir del polo, pero para ello hay que jugar muy bien así que esa parte se las dejo a las que saben de esto. Yo tengo un objetivo claro para mi vida que es estudiar y jugar al polo para divertirme. Es algo que no lo puedo negociar de otra manera con papa, por el momento, ja ja, pero mientras tanto nos divertimos juntos.
Gracias. Sofí Sciutto.