Cuarta parada del viaje por El Mapa del Polo en Argentina; es el turno de indagar la provincia de Tierra del Fuego. Tras recorrer La Pampa, Córdoba y Mendoza, les damos la bienvenida al polo en los confines de la Tierra.
Por Darío Welschen. Los libros de historia de este deporte no hablan de esta provincia. Sabemos que en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, por dar algunos ejemplos, ya había polo a fines de 1800. Pero por estas latitudes, tomando como punto de partida el primer partido de polo documentado en el país (30 de agosto de 1875 en la Estancia Negrete), el deporte llegó 129 años después.
Tierra del Fuego es la provincia más austral de la República Argentina. Un archipiélago ubicado en el extremo sur del continente, con montañas, glaciares, desiertos y mar. El territorio abarca la Antártida e Islas del Atlántico Sur. El punto más cercano entre el Atlántico y la Cordillera de los Andes. Para quienes no conocen nuestro país, imagine que la distancia entre Buenos Aires y Ushuaia, a grandes rasgos, es similar a la que hay entre París y Moscú, o entre Nueva York y Denver.
Pero, ¿se juega al polo en Tierra del Fuego? Una gran isla donde el viento puede llegar a los 100 kilómetros por hora en verano, estación en la que las temperaturas máximas promedian los 14 grados. Un lugar donde es muy difícil tener, criar y hacer caballos finos. Y la respuesta es sí, efectivamente, hay entre 30 y 40 entusiastas que le dan vida a esta gran pasión. Todos unidos, claramente, por el amor a los caballos. Aquí vamos a considerar a los terrenos llanos que con frecuencia se utilizan para jugar como canchas de polo. En Tierra del Fuego tenemos en total 4 canchas, en cuatro lugares distintos: La Cimarrona, Estancia Pirinaica, Asociación Rural y La Matera. Los tres primeros se ubican en Río Grande y el restante, en Tolhuin. La capital de la provincia es Ushuaia y allí hubo polo, pero más que nada en la modalidad de Polo en la Nieve. La ciudad más poblada es Río Grande, donde se nuclea el mayor número de jugadores y donde nació el polo en la provincia, en 2004. Y como ya mencionamos está Tolhuin, una comuna de 3.000 habitantes, que tiene su grupito polero.
Allí, en el punto medio entre Río Grande y Ushuaia, y en la cabecera del Lago Fagnano, el polo tiene poca historia según nos cuenta Jorge Bruzzo. Él se dedica a las cabalgatas turísticas, da clases de equitación criolla y todo arrancó primero en la ciudad vecina de Río Grande. Lo llevó a Tolhuin y se hizo de entre familia; luego se sumaron varias chicas, otros adeptos... y se armó un lindo grupo de amigos. Se juega en un terreno, La Matera, que tiene menos de 200 metros de largo y sirve para la práctica del deporte. Y es, para los que nos gusta ponerle adjetivos a las cosas, la última cancha de polo del mundo. Se ilusionan en Tolhuin, de todos modos, con poder contar con el predio del Campo de Jineteada Municipal para programar polo mensualmente allí, ya que la superficie de juego es mayor. Más de 10 fanáticos se sentirían muy contentos si esto sucede. El grupo de Tolhuin viaja cuando puede a jugar al polo Río Grande. La distancia es de 110 km. Y allí es donde todo nació.
El Club de Campo La Cimarrona se fundó en Río Grande el 5 de enero del 2002. Al igual que la ciudad anterior, primero nació como escuela de equitación criolla. Se ubicó en sus inicios en la Misión Salesiana (foto) y funcionaba como escuela, lugar de cabalgatas y luego como sitio de salto y polo. En la provincia ya se jugaba al pato desde hace muchos años, pero nunca antes se había jugado al polo. Dicen que muchos de los más entrados en años, ya sin ganas de agacharse a buscar el pato, se volcaron al polo.
Las impulsoras originales de este deporte fueron Elvira Díaz Vivar y Stella Maris Alazard. La primera, una litoraleña afincada en la ciudad que se acercó al club desde sus inicios. Traía de sus raíces familiares la práctica del polo en su Corrientes natal y fue quién inició las clases alrededor del año 2004. La segunda, una “Venida y Quedada” (como se llama a los que llegan y nunca se van), y también criada en la isla, conectó siempre con la pasión familiar por los caballos y las tradiciones. Ella, fundadora del club, se hizo cargo del traslado años más tarde de La Cimarrona al predio donde se encuentra actualmente, la histórica chacra de la familia Raful, que cuenta con un predio de 40 hectáreas de campo, que en tiempos remotos fuera el banco de alimentos que abastecía a la naciente colonia agrícola-ganadera de Río Grande. El hermano de Stella, Alejandro Alazard, se sumó luego al equipo y aportó mucho al crecimiento del polo. Se había formado en la doma junto a su padre, un campeón internacional de jineteada, y había tenido una "escuela del mundo del polo" en Cañuelas (con los Irastorza y en El Metejón) y en Lincoln y General Rodríguez (con los Ulloa). En La Cimarrona arrancó como instructor y haciendo caballos.
Los adeptos a la actividad iban creciendo y allí se empiezan a organizar gran parte de los torneos en la provincia. El 24 de mayo de 2010 se juega el 1° Torneo de Polo en Tierra del Fuego, coincidiendo con los festejos del Bicentenario de la Patria y siendo declarado de interés municipal. Este fue el puntapié inicial para el desarrollo de otros certámenes. El polo femenino nació a la par del masculino y siempre se jugó mezclado y también con las chicas por su lado, tanto en Río Grande como el Tolhuin.
Por esos años llega un cordobés a Río Grande, Santiago Ruiz Chacón, que le dio un nuevo impulso al polo junto a Stella Maris. Arrancó como instructor y organizó varios torneos como el 1er Abierto de Polo del Fin del Mundo en 2017. Plantó muchas de las bases con las que hoy se sostiene el polo fueguino.
Desde la Asociación Rural de Río Grande también surge un grupo de aficionados que utiliza las instalaciones para la práctica y realización de torneos de polo. Allí aparecen apellidos como Rocha y Márquez como precursores de la actividad en este predio privado pero que no cobra por jugar al polo. En La Rural está la cancha (de arena) más larga de la provincia y la que dicen que “funde” a los caballos criollos, más acostumbrados a jugar en menores dimensiones donde los ayuda su contextura física.
En Tierra del Fuego los caballos son multiuso. Sea para el turismo como los de Bruzzo, para el trabajo en el campo, o para el polo. Y hay de todo para este deporte, desde criollos, cruzados y algunos cuartos de milla. Hay un hombre conocido por tener los primeros caballos de polo en la provincia. Él es Jorge Sevillano. En su Estancia Pirinaica, en Río Grande, en este momento tiene un lote de 9 poleros. Los primeros los trajo allá por 2011 junto con a otros que iban a para Ushuaia, para el Snow Polo que organizaba el exmilitar Tomás Bertotto. Sevillano tiene en su estancia una cancha que va de tranquera a tranquera y está haciendo una cancha de medidas reglamentarias. Su cría ha esparcido sangre Polo Argentino por la isla.
En Ushuaia se había fundado el Canal Beagle Polo Club en 2010, en tierras de la Armada. Sus cradores, Bertotto y Nicolás Patroni, organizaron el primer snow polo del Fin del Mundo, que en sus dos primeras ediciones se disputó en el Valle de Tierra Mayor, antes de llegar al Cerro Castor. En la segunda edición, el torneo recibió la visita ilustre de Ernesto Trotz y debutó el polo femenino.
Con el correr de los años este certamen se trasladó a la base de Castor y se luego de un par de ediciones se discontinuó. Quien tomó las riendas entonces del snow polo fue el Brava Polo Team, pero sin ningún contacto con sus precedentes. Esta gran organización, reconocida por ser una fuerte impulsora del polo, que hace base en La Dolfina, en Cañuelas, llevó durante dos años seguidos a Adolfo Cambiaso y su familia a ser parte de este evento. Además, llamó la atención de todos en la provincia y convocó a los amantes de este deporte para ver algunos de La Dolfina como Diego Cavanagh y Guillermo Terrera. La movida de Andrea Ferreira y Brava es grande, con traslados de petiseros propios, monturas y equipamiento traído desde Buenos Aires. Los caballos fueron prestados por Jorge Sevillano.
Los meses de polo en la provincia son de septiembre a marzo. Si bien han taqueado alguna que otra vez con nieve, el clima ya no permite que fuera de esa temporada se pueda jugar. Inclusive en septiembre, si el clima invernal se prolonga, se hace difícil jugar; y además hay que alimentar bien los caballos que vienen del campo para encarar la actividad.
Los locales nos cuentan que es muy difícil desafiar al viento en la práctica del polo en Tierra del Fuego. Aquí se han hecho especialistas en jugar con approachs, pues armar el swing con semejante viento deja enseguida a los jugadores sin brazo. Para concluir con estas líneas de historia y actualidad, podemos decir que hoy en día hay en la provincia aproximadamente entre 6 y 7 equipos consolidados. Los caballos han mejorado notablemente en los últimos años y todos ponen lo mejor de sí para juntarse antes, durante y después del polo. Nuestro más sincero reconocimiento a todos ellos.
Curiosidades del polo fueguino
En Tierra del Fuego se juega descalzo. Es decir, sin herraduras. Los caballos soportan bien el piso arenoso.
Siempre hay algo de los Heguy en cuanto a polo se refiera. La cría de Jorge Sevillano, quien fue el primero en llevar caballos de polo a Tierra del Fuego, tiene sangre de la cría de Pepe Heguy.
Los primeros tacos que se usaron en la provincia, mientras esperaban por un encargo de Buenos Aires, eran de caños de PVC con un cigarro de madera pegado con cinta que muchas veces terminaba por el aire. Los construía Don Quique, abuelo de Stella Maris Alazard.
Al principio de los años 2000 se jugaba en pampitas, es decir, terrenos llanos. Los primeros enfrentamientos eran a dos chukkers. Decían que se empezó a taquear entre los coirones, un pasto muy típico de la región que tapiza gran parte de la superficie de los campos de la isla.
Santiago Ruiz Chacón, que estuvo a cargo de la escuelita en Rio Grande por un tiempo, sufrió dos neumonías dando clases. El cordobés tenía problemas para sobrellevar el frío del sur, pero eso no lo frenó en su búsqueda por difundir la actividad.
Se utilizan mimbres enanos o con el esqueleto y forrados en tela que permite el paso del viento, muchas veces entre 80 y 100km/h. Si no, viven en el piso tumbados.
Es casi imposible sacar los caballos a jugar a otra provincia. Más allá de las distancias, para ir a Neuquén, por ejemplo, donde han sido invitados, deberían pasar por Chile y es complicado el trámite migratorio con animales y todo lo que ello significa.
Cuando el terreno no ayuda y la bocha se pierde en la tierra, se utiliza la famosa pelota Pulpo.
Un benefactor entre tantos que aportó lo suyo dando un empujón al crecimiento del polo fue el Sr. Roberto Fernández Speroni, que en su momento fue el primero en donar una gran cantidad de tacos para la incipiente actividad; cómo así también la sra. Inés Menéndez Behety quién aportó equipamiento.
Los lugareños tienen un dicho: “¡Si podemos jugar al polo en estas condiciones, cuando estemos en una cancha con todas las letras, será como el paraíso!”
La Cimarrona. Río Grande
El club que nuclea la mayor actividad y donde normalmente se juntan para la disputa de torneos. Es el club fundador del polo en Tierra del Fuego.
Estancia Pirinaica. Río Grande
Asociación Rural Río Grande
El predio de La Rural es utilizado por un buen número de jugadores. Tiene la cancha (de tierra) más larga.
La Matera. Tolhuin
En la cabecera del Lago Fagnano, con los Andes de fondo. Allí se reúne el polo de Tolhuin. Hay una escuelita de chicos y mucho polo femenino. Es el último terreno de juego en el mundo.
Snow Polo Fin del Mundo. Ushuaia (Tierra Mayor y Castor)
El primer torneo de polo en la nieve. Organizaba Canal Beagle Polo Club e Invictus Snow Polo y debutó en 2010. Arrancó en Valle de Tierra Mayor y luego se trasladó a Castor. Ernesto Trotz, con la 4 de Escorihuela Gascón, se quedó con la segunda edición.
Brava Snow Polo (Cerro Castor)
La organización de Andrea Ferreira organizó por sus medios dos ediciones (2017 y 2018). En ambas oportunidades contó con Adolfito Cambiaso.
Chicas fueguinas en el primer CAIH Femenino
En el año 2019 dos jugadoras del Club La Cimarrona, Araceli Mandrini y Camila Márquez, participaron del 1° CAIH Femenino en la provincia de Córdoba, en el Club Malagueño. Se enteraron por whatsapp que iban a representar a la provincia en semejante evento. Lo tomaron como una gran sorpresa y responsabilidad. Con 14 y 15 años, respectivamente, enseguida se pusieron a entrenar duro y sacaron el hándicap oficial de la AAP. Aportaron los padres y la gobernación para que pudieran viajar y recibieron mucha ayuda de todos. Al llegar a Córdoba las recibió la anfitriona Lucía Giraudo). Allí alquilaron caballos y completaron equipo con una local, Eugenia Barale, y una bonaerense, Isabel García Pochelu. Les contó dos partidos entrar en ritmo. Se sorprendieron al ver al conjunto campeón, San Luis, y el nivel de Mili Sánchez (subcampeona argetina 2019), con quien -entre risas- rogaban no enfrentarse. Fue una experiencia que las marcó para siempre, ya que por primera vez jugadoras de Tierra del Fuego salieron a competir en un torneo nacional. Todo un hito para el deporte en la provincia.
Postales del polo en el fin del mundo! (Deslice para ver >)
Agradecimientos: A Santi Ruiz Chacón; aún recordamos cuando nos contactamos por el primer torneo femenino en Tierra del Fuego, gran impulsor del polo; a Stella Maris por todo el tiempo que le dedicó no solo al polo si no también a darnos una mano enorme con la información; a Jorge Bruzzo por su visión de amistad en pos del deporte, a Andrea Ferreira por apostar a mover dos organizaciones grandes del polo hacia el punto más lejano dentro de nuestro país; a Jorge Sevillano, criador y gran soporte del polo en la región; y a Araceli Mandrini, por contarnos su experiencia en un torneo nacional femenino.
A todos los que juegan al polo en Tierra del Fuego, reiteramos, la máxima admiración para ellos de parte de quién escribe y de todo el equipo de Prensa Polo.
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